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Nos criamos con la coca, para nosotros es una necesidad para subsistir, y como la hoja de coca necesita de nosotros, nosotros necesitamos de la hoja.

 Los Yungas de Vandiola habitan y cultivan una de las zonas más antiguas y quizás origen de la coca, pero se les está impidiendo el poder mantener este patrimonio de la humanidad

Laia PONS

01 / 2009

Presentación del entrevistado: Silvia Cruz es dirigente de las mujeres cocaleras de los Yungas de Vandiola, provincia de Tiraque y Carrasco de Cochabamba. Bolivia.

Silvia Cruz es una de las representantes y dirigentes de los Yungas de Vandiola, vive y cultiva coca en una de las zonas de cultivo tradicional, zonas que están casi exclusivamente ubicadas en la región de Los Yungas. En el caso de las comunidades de los Yungas de Vandiola no han logrado un mercado estable y una economía sostenible ya que las zonas que ocupan se han definido en transición y/o ilegales en la Ley 1008 (ley que define 12 mil hectáreas de zonas de cultivos tradicionales, además define zonas de cultivos de transición y zonas de cultivos ilegales). Siendo reconocidos a la vez por dicha ley como zona de cultivos tradicionales y así reproduciéndose entre Los Yungas las mismas divisiones de reconocimiento entre zonas de cultivos tradicionales, en transición o ilegales que se observan a nivel nacional

Texto: ¿Qué le ha hecho venir hasta aquí a participar en este Foro Mundial de Productores de Cultivos Declarados Ilícitos como representante de los Yungas de Vandiola?

Han sido muchos los factores que han atraído a este lado a Silvia Cruz, pero el principal es hacer saber lo que es Vandiola, que no sólo se reconozcan las dos regiones bolivianas productoras de coca ya conocidas en el mundo como son los Yungas de la Paz y el Chapare de Cochabamba. Denuncia que se olvidaron de ellos, la zona más antigua y ancestral de producción de la hoja de coca. Un sector donde los arbustos de coca han alcanzado el tamaño de árboles. Pequeños bosques de coca (de machi coca o mama coca cómo lo llaman en la zona) que aún quedan después de la campaña de erradicación anterior al 2004.

También, es la oportunidad para socializar lo que es Yungas de Vandiola y al mismo tiempo establecer un puente para poder visitarles, quizás una delegación de estudiantes como propone Silvia “que puedan ir a verificar el lugar y que juntos podamos trabajar para preservar estos bosques de coca que quedan en Bolivia”, que es el único lugar donde existen. De esta forma quieren conseguir que se les incluya en los proyectos de cooperación al desarrollo que haya para Bolivia y ser incluidos dentro del mismo gobierno boliviano, ya que no perciben ni un solo centavo del Estado Boliviano.

Esta cocalera cuenta lo emocionada que está por haber tenido la oportunidad de pisar suelo europeo ya que nunca lo había imaginado, y poder aportar un granito de arena para que “no se vuelvan a violar los derechos humanos, el derecho a la producción de estas plantas, malentendidas y satanizadas por gente a la que le conviene políticamente y/o económicamente que se utilicen con otro tipo de finalidad” y que ellos como productores no tienen la culpa.

El caso de Silvia es una muestra, ya que el 80% de la población de Vandiola es joven, su hijo también es cocalero, del sindicato de San Pedro. Como hija, madre e incluso abuela a su joven edad, afirma que quiere que cambie esta situación de continua lucha y que se respeten la tierra y sus gentes, para que la generación de sus hijos y nietos viva en otras condiciones. Así pues, el estar en este Foro hace que los Yungas de Vandiola tengan mucha esperanza y mucha expectativa en lo que pueda suceder en la lucha para la despenalización del cultivo de la hoja de coca.

 

La importancia de los “pequeños bosques de coca” como fuente de vida e interdependencia para los Yungas de Vandiola y como patrimonio de la humanidad

Silvia cuenta que en el sector de Vandiola no se han criado con la coca por sacar dinero, “para nosotros es una necesidad para nuestra subsistencia, como la hoja necesita de nosotros, nosotros necesitamos de la hoja, estamos unidos a ese bosque, que creo que es el tesoro más grande del planeta tierra”. Por esa mutua dependencia quieren hacer estudios para saber si realmente vale la pena abrir caminos o mantenerlos como están ahora, pero siendo prioritaria la necesidad de mejorar las condiciones de vida de los habitantes.

Se trata de una zona habitada desde mucho antes del imperio incaico, siendo otra cultura anterior la que inscribió en piedras los vestigios que hoy nos indican la antigüedad de este pueblo y su cultura cocalera. Están también los vestigios del imperio incaico, como son los caminos, los tendales de coca, la forma de cultivar la coca para que las plantas pudieran llegar a ser árboles con el paso del tiempo. Están las haciendas de los últimos incas del imperio incaico como por ejemplo, la hacienda de Chuquiuma que está en Arepucho donde todavía se puede ver cuanto habían trabajado los incas para que hasta hoy prevalezca esta hacienda de cocales.

Silvia afirma que saben “que con autos, con edificios, no se puede vivir toda la vida, es decir, ni mis hijos ni mis nietos ni las generaciones que vengan, pero sí van ha poder vivir en esos lugares donde está la coca, porque por más que se erradique siempre va haber semillas, ya sea porque los pájaros las llevan de un lugar a otro… nunca van a poder terminar con la coca. Y que además en otras regiones cocaleras de Bolivia no encontramos estos árboles de coca, estos cultivos tan antiguos”.

 

Aunque están contemplados por la Ley 1008 no se respetan los derechos como cocaleros

Escuchan lo que se dice desde Viena pero no saben cuáles son sus derechos, por falta de conocimientos y por eso no los reclaman; pero sí que han escuchado que no se pueden erradicar los cultivos sin antes hacer por lo menos estudios de compensación o proponer alternativas para que las familias productoras no se vean afectadas de forma negativa.

Ya hace más de un año que tienen problemas con la comercialización, en el acopio de Sacaba (uno de los mercados primarios de acopio y venta, que permite la comercialización a nivel nacional) no quieren recibir la coca de los Yungas de Vandiola, pero se han impuesto recuperar su propio acopio, que había sido el primer acopio en el mundo, concentrándose en el pueblecito de Totora cientos de mulas cargadas de coca durante la época precolombina y colonial, desde donde era llevada a las explotaciones de minerales en el Cerro de Potosí; por lo tanto, el querer recuperar ese primer acopio y que la ley se lo permita, supone recuperar parte de su cultura. En estos momentos, con el sueño de la construcción del acopio original de Totora, han conseguido el terreno del municipio de Totora.

Se han hecho muchas movilizaciones, huelgas e incluso escribieron con su propia sangre para decirle al gobierno que la coca de los Yungas de Vandiola no es ilegal aunque no hayan sido contemplados por el gobierno, en el proyecto de trabajo “un cato de coca” en Bolivia (cato: superficie de tierra de 0,16 hectáreas; proyecto de trabajo que permitió a los cocaleros cultivar hoja de coca para el consumo tradicional). A raíz de eso tuvieron muchos conflictos que hasta ahora arrastran, particularmente Silvia Cruz por reclamar y denunciar todo lo que estaba sucediendo ya que en un principio el gobierno boliviano mostró al pueblo que los Yungas de Vandiola era la “mini Colombia” y que los muertos eran traficantes colombianos, entre ellos el hermano de su nuera. Eso hizo que Silvia no se callara delante de semejante hipocresía, sumándose que ante las Naciones Unidas, Bolivia argumentara que está luchando contra el narcotráfico y así, teniendo derecho a recibir más apoyo económico para seguir combatiéndolo. Hasta ahora todavía no han recibido ninguna de esas ayudas económicas para mejorar sus condiciones de vida, “seguimos en las mismas condiciones, sin caminos, sin posta médica, sin centros de educación y no conocemos lo que es la energía eléctrica”.

Las diferentes comunidades yungas no están en conflicto, pero teniendo en cuenta que la ley 1008 en estos momentos contempla los Yungas de la Paz, los Yungas de la zona tradicional de Cochabamba como zona tradicional y, según Silvia, también incluye los Yungas de Vandiola lo que les está sucediendo con diferencia a los otros Yungas, es que no se los está respetando, ni se les tiene en cuenta en la división económica del Estado boliviano; todo se divide entre el sector de la Paz con la zona del Chapare. No percibiendo ayuda económica ni ningún proyecto de desarrollo o mejora. Además, en esas zonas no sólo se produce coca sino que se produce caña de azúcar y otros productos. En cambio en la zona de Yungas de Vandiola debido al tamaño de los arbustos de coca “¡árboles!, no se pueden sacar cítricos, bananas, papayas, piñas y por lo tanto, no es posible comercializar esos productos, siendo éstos comida para murciélagos y otros animales del monte ya que la cantidad de estos frutos es de sobras suficiente para abastecer las necesidades de la comunidad”.

Esta luchadora remarca que es importante que se conozca Vandiola, que haya organizaciones que los visiten y hagan proyectos que los ayuden a mejorar su situación, ya que el gobierno de Evo Morales no los está apoyando y desde el 29 de septiembre del 2006 al 2009 siguen sin respuesta, en las mismas o peores condiciones ya que a raíz de la erradicación anterior al 2004 hay más pobreza y muchos niños no han podido ir a la escuela.

El futuro de las nuevas generaciones, también cocaleras, una lucha por unas mejores condiciones de vida

Una de las principales reivindicaciones para mejorar las condiciones de vida de cara al futuro, es poder educar a los hijos; teniendo que llevarlos en un inicio a Totora y luego a Cochabamba para que continúen sus estudios, el traslado es una importante carga económica.

Otro aspecto a tener en cuenta que revaloriza la coca de esta zona, es que no utilizan productos químicos, no fumigan estos “bosques cocaleros”. Silvia argumenta que en ese sentido el gobierno tampoco los está teniendo en cuenta para que el cultivo de coca ecológica sea un distintivo o valor añadido, ya que no hay una política al respecto. “Esta coca no puede ser comparada con una fumigada y se debe valorar el hecho que la comunidad de productores no contaminan el medio ambiente”. Factores que le gustarían que los tomaran en cuenta en un futuro inmediato.

Un nuevo proyecto para seguir haciéndose espacio y divulgar la riqueza que supone mantener los cultivos de coca en la zona de los Yungas de Vandiola

Están elaborando un libro que han titulado: “La cara oculta de Yungas de Vandiola”, y que después de haber realizado tres seminarios-taller, lo que se pretende es elaborar un mapa de todo lo que existe, lo que sucede, lo que ha sido y lo que quieren que sea. Silvia pide que “para que salga este libro nos gustaría que nos pudieran apoyar, ya que hemos trabajado en la recopilación de información, fotografías, entrevistas de nuestros compañeros del sindicato…”

Key words

traditional knowledge, people's rights, illicit agriculture


, Bolivia

file

Global Forum of Producers of Crops Declared to be Illicit

Comments

Esta mujer fuerte, tiene muy claro que para que los suyos puedan seguir viviendo deben continuar su relación ancestral con el cultivo de la coca pero siendo imprescindible la mejora de las condiciones de vida. Para eso, el Estado boliviano debe respetar sus derechos, apoyar la comercialización de su coca y permitirles la participación en la economía del país. Al mismo tiempo, sabe muy bien que el valor de los cocales y cocaleros de los Yungas de Vandiola va más allá de los límites de Bolivia.

Notes

Esta entrevista fue realizada durante el I Foro Mundial de Productores de Cultivos Declarados Ilícitos realizado el 29, 30 y 31 de enero 2009 en Barcelona.

Source

Interview

Silvia Cruz es dirigente de las mujeres cocaleras de los Yungas de Vandiola, provincia de Tiraque y Carrasco de Cochabamba. Bolivia. silvia_cruz_huanca@hotmail.com

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