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Villa El Salvador 1983-1993 : Tropiezos y paciencia de dos aprendices en capitalización

Pierre DE ZUTTER

06 / 1993

Villa El Salvador, un enorme pueblo joven en las afueras de Lima, más de un cuarto de millón de habitantes en 20 años, tierra de encuentros y enfrentamientos entre todas las modas y todas las ideologías, todas las utopías y todos los esquemas, espejo donde todas las propuestas de sociedad buscan reflejarse.

Oscar Martínez colabora allí prácticamente desde sus inicios, bailando entre políticas y prácticas de salud y el apoyo a la dinámica global de la Comunidad Urbana Autogestionaria de Villa El Salvador (CUAVES). En lo que a mí respecta, fui su primer portavoz periodístico antes de que se haga famosa, y, aunque sea a distancia, guardo desde entonces un ojo y un corazón puestos en ella.

Películas, libros, programas televisivos, artículos: todo ya debería haber sido dicho todo sobre Villa El Salvador, en muchos países del mundo, en innumerables idiomas. Sin embargo, internamente, las nuevas generaciones de dirigentes ya no tienen mucha idea de cómo fueron los comienzos, de esta efervescencia de creación y de recreación que allí forjó una cultura urbana diferente y atractiva: todo ha sido dicho pero todo ha sido registrado y difundido según las necesidades y los intereses de observadores o apoyos exteriores, es decir, de corrientes de pensamiento y de redes de trabajo ya estructuradas.

Desde 1983, Villa El Salvador hizo germinar, en Oscar y en mí, otro sueño loco de esos que Villa siempre supo sembrar: cómo ayudar a juntar y procesar la información sobre esta historia y a recoger la palabra real de sus propios actores para que este conjunto sirva tanto adentro, a las nuevas generaciones, como afuera, a todos aquellos que buscan dialogar con las enseñanzas de esta experiencia extraordinaria.

Del sueño (y sus debates de a dos o a tres) a la acción, hemos necesitado tiempo para encontrar la brecha. Al inicio, lo ambicioso del emprendimiento y lo desconocido de los métodos bloquearon las colaboraciones imaginadas.

En 1986, Oscar hizo un primer intento, furtivo. Un grupo de mujeres de base debatían las evoluciones de sus lotes y manzanas alrededor de un gran papel donde cada una pegaba y explicaba los dibujos que acababa de hacer, sobre una casa, un actor, etc. Era nuestra adaptación de los « mapas parlantes » de Colombia. Oscar se entusiasmó pero las mujeres se dispersaron muy pronto, en busca de actividades lucrativas para la supervivencia familiar.

En 1988-89, buscamos un nuevo comienzo contando con la grabación de testimonios de algunos dirigentes para motivar luego una dinámica más global. Pero, primero, teníamos que hacer hablar a Oscar a fin de que su propia visión no interfiera con aquellas de sus interlocutores. Nuestros propios ritmos y necesidades bloquearon rápidamente el proceso, pues no teníamos suficiente disponibilidad.

En 1989, aprovechando mi mudanza a Francia, planteamos las condiciones de un trabajo aún más ambicioso. Desde Europa habría de ser posible recuperar tantos documentos dispersos en el mundo y encontrar socios para semejante proceso. En Lima conservábamos una oficina y sus equipamientos para todo tipo de apoyos. Se trataba de lanzar la dinámica y de brindar infraestructura, servicios y consejos a los interesados. Más aún, eso nos permitía arrancar el proceso estando a salvo de presiones de cualquier tendencia o grupo polarizado dentro de Villa.

Queríamos avanzar lentamente para no precipitar ni imponer nada. No queríamos ningún marco formal a fin de permitir una apropiación por la CUAVES y de evitar toda recuperación exterior.

Sabíamos lo que queríamos y lo que no queríamos, pero esta óptica en proceso, esta perspectiva donde el tiempo no está medido sino que se abre a los ritmos de los actores mismos, es difícil de compartir y hacer comprender. Una ONG amiga se vino abajo porque se creyó traicionada por nuestra iniciativa: la habíamos adoptado como « techo » institucional pero nos negábamos a promover « su » posición dentro de Villa. Algunos intentos de contactos y apoyos en Europa se diluyeron en espera de formalidades y de « proyectos » concretos.

Mientras tanto, en Villa El Salvador, la restitución de un comienzo de cronología, de algunos documentos de los inicios y de algunas pedazos de testimonios, iban suscitando interés. En 1991, un Consejo de Mayores, formado por los principales ex-dirigentes de la CUAVES, se propuso encontrar allí las bases para un trabajo de apoyo y formación de los nuevos. Más tarde, las crisis políticas y económicas, en el plano nacional y en el local, diluyeron el grupo. El trabajo no ha sido retomado aún; nosotros seguimos esperando, con nuestra infraestructura, nuestros servicios y nuestro tiempo.

Palavras-chave

financiamento do desenvolvimento


, Peru, Lima, Villa El Salvador

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Durante mucho tiempo, con Oscar, habíamos creído que el lanzamiento de la dinámica podía venir de una mayor presencia mía. Teníamos los medios materiales más indispensables para registrar, transcribir y reproducir. Algunas experiencias de trabajo en las que estuve presente mostraban que en ellas todo se aceleraba porque yo ofrecía una suerte de garantía en cuanto al método y en cuanto al interés y a la viabilidad de la cosa.

Pero en el contexto de crisis del Perú, donde la supervivencia en todas sus dimensiones es una obsesión diaria, eso estaba lejos de ser suficiente.

Para que los actores de Villa tengan a su vez cierta disponibilidad, hace falta compensar su tiempo y sus desplazamientos. Para obtener esos recursos, hace falta presentar un « proyecto » con sus productos y sus plazos. Y nosotros creíamos que, para que la dinámica de la capitalización sirva, en primer lugar, a Villa misma, había que evitar todo proyecto estructurado.

Nada está claro aún. ¿Es necesario ceder y formular un proyecto? ¿Puede la negociación del « proyecto » facilitar aquellos compromisos concretos que parecen a veces necesarios? ¿Es posible evitar caer en una malversación de esfuerzo y de historia con tal de satisfacer a los socios-patrocinadores del « proyecto »?

En todo caso, no basta contar con disponibilidad en infraestructura y en aprendices de capitalización. ¡Hacen falta recursos para emprender!

Notas

La Dirección de nuestra base de trabajo en Lima es: MARTINEZ HORNA, Oscar; Tarapacá 149-A; Lima 4 (Barranco); tel. (51)14 - 67 10 23.

Traducción de la ficha « Villa El Salvador 1983-1993 : déboires et patience de deux apprentis-capitaliseurs »

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