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Tribus urbanas : el pontencial de la inscripción en clave contracultural.

Federico M. ROSSI

02 / 2005

Introducción

Cuando nos referimos a tribus urbanas, estamos haciendo alusión a aquellos colectivos que implican a un grupo de pares en una red informal, basada en una adscripción cultural y que tiene una base territorial muy fuerte. Son una expresión autogestiva y donde –en la mayoría de los casos- lo musical es muy importante. Son agrupamientos urbanos, propios de las grandes ciudades, entre jóvenes de los estratos populares. Aunque no son agrupamientos políticos per se, muchas veces se expresan políticamente. Las expresiones de este tipo de participación que estudiaremos muy brevemente aquí son los graffiteros y los punks en México, los hip-hopers en Estados Unidos y los okupas en España.

Punks en México

Los punks de México son un grupo principalmente anarquista, que tiene su origen en la década de 1980 (proveniente de Inglaterra). Su visión política se expresa en el rechazo al Estado, la Iglesia y las formas de familia patriarcales. Todo esto lo entienden como la forma en la que se manifiesta la dominación machista y capitalista que impera en México y el mundo (Reguillo, 1998: 63 y 64). “El anarcopunk propone una sociedad civil autoorganizada, sin partidos y federada. Para que esto sea posible hay dos condiciones: de un lado el que cada quien sea dueño de su propia vida, y de otro lado, el que cada ser humano se desarrolle libremente” (Reguillo, 1998: 63). Para ello se trabaja mucho en grupos de reflexión y debate, además de los encuentros musicales donde comparten intereses y visiones del mundo. La autora cita como ejemplo de organización cultural y política el “Segundo Encuentro Nacional Hardcore Punk”, realizado en 1996 en Guadalajara, donde se llevaron adelante recitales y debates. También, a escala regional, se han reunido en 1998 en Uruguay y en 2000 en México (O’Connor, 2003: 51).

En el caso mexicano, la experiencia del zapatismo ha marcado a este como muchos otros grupos de jóvenes. Es por ello que impulsan recitales donde se busca recaudar fondos para la lucha del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) (O’Connor, 2003: 46). Otro de los temas en los que participan son los vinculados a los derechos de los mexicanos migrantes en los Estados Unidos (Reguillo, 1998: 68). En los últimos años, puede destacarse la participación inorgánica durante la toma estudiantil de abril de 1999 a febrero de 2000 de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) contra el aumento de la matrícula universitaria (O’Connor, 2003: 49-50).

Como un miembro de esta tribu urbana expresa en sus críticas a la Iglesia, su visión de la política es pro-activa y se debe desarrollar en el presente:

La resignación, el ‘pon la otra mejilla’ y en el ‘aquí sufres mucho pero no importa porque en el cielo vas a tener una vida muy buena’ y todas esas cosas que son para que la gente no haga nada ahora en su presente. Siempre en el futuro las cosas van a mejorar. Eso es una manipulación porque te hacen olvidar el presente y te hacen olvidar que el futuro se construye en el presente. Entonces si ahorita no hacemos nada, si ahorita no cambiamos, el futuro va a ser lo mismo (entrevista citada por Reguillo, 1998: 65).

Graffiteros en México

Otro caso de México es el de los graffiteros, este caso –al igual que los punks- es una expresión que puede encontrarse en casi todo el mundo. Los graffiteros, a diferencia de los punks, se organizan en cuadrillas con el objetivo de expresarse sobre el paisaje urbano, desafiando la autoridad, así como apropiándose de la ciudad. Este agrupamiento, también característico de los estamentos populares, es cada vez más un fenómeno que se expresa entre las clases medias como una manifestación urbana. Originario de Estados Unidos, llegó a México en la década de 1990. Al igual que en el caso de los punks, y el de las otras tribus que veremos, existe una búsqueda consciente de ponerse al margen de la sociedad, es decir, de no actuar basándose en sus reglas (Costa, Pérez Tornero y Tropea, 1996: 138-139). Esto, en el caso de los punks, se observa en sus vestimentas y el modo de arreglar su cabello. En los graffiteros se observa en la intrusión ilegal en los espacios públicos, el plasmar su firma dónde “no se debe” (Reguillo, 1998: 72). Esta forma de relación con el territorio es de una densidad muy baja y fluida (Costa, Pérez Tornero y Tropea, 1996: 129), actuando por un transitar aleatorio por la ciudad. Mientras en el caso de los punks la música que los distingue lleva su mismo nombre, o hardcore (como otra subtribu), entre los graffiteros el hip-hop y el rap son los estilos musicales por excelencia.

Aunque los graffiteros mexicanos no presentan una visión política muy clara, comparten con los punks un cierto rechazo a la forma actual de organización de la sociedad. Ambos casos, podría afirmarse, son expresiones contraculturales marginales, pero en el grupo graffitero no activada políticamente.

Okupas en España

A diferencia del modo en que se expresan en México estas tribus urbanas, en España (en especial en Cataluña), los okupas son el grupo contracultural más importante. No tanto por el número de jóvenes participantes, sino por las amplias simpatías que cosechan en parte de la sociedad. Como dice un experto catalán en juventud, director ejecutivo de la Fundación ESPLAI:

El movimiento okupa, por ejemplo, tiene un peso muy importante en nuestra realidad. No tanto por los que participan, como por el hecho de que a todo el mundo le parece fantástico que unos jóvenes que no tienen posibilidad de tener una casa, pues una que está abandonada y que está esperando para conseguir altas plusvalías, pues la cogen, la invaden y hacen de eso un centro de su vida, de sus actividades, [dando] servicios al barrio (José Manuel Gil Meneses, entrevista).

Esta subtribu punk, a diferencia de los graffiteros, manifiesta su visión anarquista del mundo por medio de una relación diferente con el territorio urbano. Buscan fijar una residencia, articularse con su entorno, desarrollarse –a su manera- en el barrio. En otras palabras, invaden un espacio deshabitado, recuperándolo para sí y su entorno. Buscan también desafiar la autoridad urbana, su “normalidad” y legalidad. Este grupo es mucho más politizado que los graffiteros, desarrollando acciones concretas. Como nos comenta José Manuel Gil Meneses, el Forum Universal de las Culturas (2004), era un evento por la paz y la diversidad cultural, apoyado por ciertas instituciones muy cuestionables. Entre ellas, se encontraba INDRA, una multinacional que fabrica simuladores de combate. Esto generó mucho rechazo y contestación, entre ellos, el de los grupos okupa.

El movimiento okupa hizo una operación muy divertida. Construyó unas balsas en una playa cercana, y a través del puerto (porque el Forum tenía puerto abierto) pues invadieron el Forum. Se equivocaron de día, tenían el viento en contra, debieron llegar nadando (…) Llegaron con la bandera pirata en el Forum, que era un lugar súper controlado, políticamente correcto (…) y ellos entraron con sus barbas, con sus extensiones de cabellos y su bandera pirata, y ocuparon por un tiempo el Forum (José Manuel Gil Meneses, entrevista).

Esta forma de expresión política muestra la potencialidad existente en los grupos contraculturales para desarrollar acciones de protesta. Sin embargo, como nos muestran los graffiteros, la reapropiación que hagan del espacio urbano (aunque debe ser considerada por el Estado) no siempre se constituye en una expresión política.

Hip-hopers en Estados Unidos

El caso más llamativo de búsqueda consciente de utilización en sentido político de una tribu urbana, es el de la asociación The National Hip-Hop Political Convention, en los Estados Unidos. Esta organización creada por Bakari Kitwana se constituyó con el fin de desarrollar en Newark, durante junio de 2004, una convención nacional de hip-hopers. El encuentro, más politizado que el desarrollado por los punks en Guadalajara, tenía como finalidad conformarse en un eje de activación política de los jóvenes negros de los barrios pobres. Esto se sustentaría en el factor aglutinante y de pertenencia que genera el hip-hop. La idea fue mayormente la de buscar construir entre los jóvenes que gustan del hip-hop una identificación generacional que los aglutine en una identidad política, favoreciendo así su concientización y participación electoral y política. Como dice Bakari Kitwana:

No es sólo sobre registrar votantes – tienes que documentar quien luego realmente vota (…) Queremos que la gente entienda para qué es el voto y cómo usarlo. Diciéndole a la gente joven que vote sin darles ninguna herramienta esta mal. Buscamos educar a los votantes para que entiendan lo qué es ser parte de un proceso político y cómo eso puede aparejar cambios (citado por Bowman, s/f: 3).

Esta convención que reunió a unos 3000 jóvenes es un intento innovador y atípico. En los niveles nacionales, generalmente se busca aglutinar a los jóvenes que participan en asociaciones civiles o políticas, pero los jóvenes que transitan en los márgenes de la sociedad - en grupos informales y contraculturales- son generalmente ignorados. Aunque los resultados no fueron contundentes (la elección presidencial de 2004 no generó una cantidad de votantes jóvenes radicalmente superior) la continuidad de este proyecto puede favorecer la constitución de identidades políticas. Igualmente, los intentos de producción de una identidad generacional, difícilmente den resultados, ya que para ello deben darse varios factores simultáneamente, más que una mera apelación discursiva. Este tema es analizado en detalle en el documento Nº 14 (conclusión general).

Como conclusión de este documento, podemos decir que las tribus urbanas pueden ser consideradas una forma de participación política más, sí y sólo sí, los jóvenes en ellas activos, deciden utilizar sus redes, relaciones y la tribu misma para desarrollar acciones en el espacio público con sentido político. No todas las tribus se constituyen en actores políticos, ya que la inscripción social del actor no lleva necesariamente a una inscripción política, ésta es un resultado de muy variados y complejos procesos. Un patrón que en las tribus urbanas parece reiterarse es que éstos agrupamientos, así como las formas de involucramiento que es posible observar en los otros casos analizados (ver: documentos Nº 3 a 10), no se establecen con fines de representación de intereses definidos como “juveniles”.

Key words

politics, social sciences, young person, popular participation, social movement, urban culture, urban environment, civil society


, United states, Mexico, Spain

file

La juventud en movimiento : informe sobre las formas de participación política de los jóvenes

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Breve aclaración

Aunque este texto puede ser leído de manera independiente, es parte de un conjunto más amplio donde el lector podrá comparar diversas formas en las que los jóvenes deciden participar políticamente. El artículo permite dos tipos de lecturas. La primera, que puede realizarse en cualquier orden, es la de la ficha como caso independiente. Sin embargo, para la persona interesada en todos los casos y su análisis teórico existe una segunda forma de leer esta investigación: en forma continuada subdividida en capítulos (para esto recomendamos seguir el orden establecido en el documento Nº 1: “Las Juventudes en Movimiento: Informe sobre las formas de Participación Política de los Jóvenes”).

En el documento Nº 1 se presenta el objetivo general de toda la investigación, así como la fuente empírica de estos estudios. En el documento Nº 2 se elabora una introducción teórica que fundamenta la perspectiva adoptada en los casos. Por último, en el documento Nº 14 se ofrece una conclusión transversal en base a los resultados de los estudios de casos.

Notes

Source

Book

Bowman, K. (s/f) “Turning Rhymes into Votes. Political Power and the Hip-Hop Generation”, Hip- Hop Convention, edición electrónica: www.hiphopconvention.org/issues/voting/rap2vote.cfm.

Costa, P., Pérez Tornero, J. y Tropea, F. (1996) Tribus Urbanas. El ansia de la identidad juvenil: entre el culto a la imagen y la autoafirmación a través de la violencia, Piadós: Barcelona.

O’Connor, A. (2003) “Punk Subculture in Mexico and the Anti-globalization Movement: A report from the front”, New Political Science, Vol. 25, Núm. 1, Oxford.

Reguillo, R. (1998) “El año dos mil, ética, política y estéticas: imaginarios, adscripciones y prácticas juveniles. Caso mexicano”, en AAVV, ’Viviendo a toda’. Jóvenes, territorios culturales y nuevas sensibilidades, Editorial Universidad Central - DIUC Siglo del Hombre Editores: Bogotá.

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