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Capitalización: Diferencias con la sistematización latinoamericana

Pierre DE ZUTTER

07 / 1993

« Sistematización de experiencias », « capitalización de la experiencia », ¿será un simple juego de palabras para designar una misma cosa? En realidad es impresionante constatar que muchos de los términos y de las técnicas se repiten en uno y otro caso.

Por mi parte necesité años para diferenciar ambas y tratar así de comprenderlas mejor. Primero había buscado armonizarlas, reunirlas en una sola práctica. Luego desemboqué en el rechazo total de la sistematización latinoamericana tal como la conocía. ¿Por qué? Muchos de los aportes de la experiencia, los más ricos en enseñanzas y cuestionamientos, no entraban en estos marcos de ordenamiento e interpretación: molestaban y eran negados o puestos de lado.

Me parece ahora que la diferencia entre la sistematización latinoamericana y la capitalización de la experiencia se sitúa principalmente en la óptica que las inspira y en las prioridades que se desprenden de ahí.

La « sistematización » surgió en América Latina a base de una doble preocupación. Primero estaba la necesidad de superar la evaluación de proyecto, cuyas estructuras y métodos respondían más a los requerimientos de los financiadores que a los del terreno. Luego entraba la aspiración a aprender de la experiencia algo que permitiera completar y estructurar las prácticas de la educación popular en un sistema coherente de pensamiento y acción.

Digamos que la sistematización era, ante todo, una corriente (llámesele educación popular, promoción social o de otra manera) de trabajo con los sectores desfavor ecidos la cual, luego de años de actuar en el terreno y después de haber adquirido una cierta envergadura dentro de las sociedades latinoamericanas y en el seno de la cooperación internacional, sentía la obligación y la necesidad de consolidarse ideológica, política y metodológicamente.

Por lo tanto la prioridad era ordenar la información para facilitar el intercambio de experiencias y la elaboración del sistema. Las cuadros de colecta y de análisis se multiplicaban en función del sistema, en función de la opción ideológica que servía de guía.

A su vez, lo que nos ha llevado a la « capitalización de la experiencia » parte de otro imperativo: recoger y expresar toda clase de aportes y sensibilidades a fin de contribuir a una recomposición progresiva de sab eres y prácticas, recomposición necesaria considerando las respuestas de la realidad (de la más macro a la más micro) a las múltiples ideologías y modelos preconizados durante los últimos decenios.

Se trata, pues, de abarcar un máximo de elementos para d escubrir todo lo que pueda ser fuente de conocimientos y no solamente aquello que sirva a elaborar el sistema entrevisto.

Se trata, igualmente, de ser menos ambicioso, es decir de no pretender forjar, aquí y ahora, EL sistema ideal de pensamiento y acció n, y, al mismo tiempo, de ser más ambicioso y de contribuir a una recomposición global de los saberes y las prácticas sobre la base de la diversidad.

De este modo la capitalización no parte de un « cuadro de análisis » preestablecido, ya que no sólo se interesa por la información contenida en la experiencia sino también por las categorías que las diferentes culturas y modos de pensamiento usan para vivirla y comprenderla. Procura entonces que estas categorías se expresen lo mejor posible y para lograrlo multiplica formas y medios de comunicación a fin de acoger mejor esa diversidad (de ahí lo atractiva que resulta la narración como forma de compartir que existe en todas las culturas).

La capitalización no está pues obsesionada por el orden y la coherencia en un intercambio « dentro » de la construcción del sistema y no reduce la subjetividad a la ideología. Tampoco exige que la experiencia sea analizada minuciosamente. Su inquietud reside sobre todo en favorecer el compartir, estimulando cada actor a ofrecer lo mejor de lo que él cree haber aprendido y lo que él piensa poder ser útil a los demás, a fin de lograr el diálogo y de enriquecerse recíprocamente.

Key words

recomposition of knowledge, assessment, experience enhancement, ideology


, Peru, Latin America, Andean countries

Comments

¿Son las diferencias entre sistematización y capitalización entonces tan radicales? De repente, con el tiempo, quizás podríamos verlas complementarse.

Si la experiencia es un capital, la capitalización sirve sobre todo para descubrirlo, acogerlo y hacerl o más accesible a la mayoría.

Cada grupo y época tienen enseguida la posibilidad y/u obligación de reinvertirlo a su manera y según lo que les conviene. En este sentido, la óptica sistémica, que corresponde a una de las culturas existentes, puede ser úti l para reconstruir, en ciertos lugares y momentos, marcos de pensamiento y acción.

De otro lado, sería bueno que la colecta de la experiencia pueda ser lo más amplia posible en cuanto a su forma y contenido y que no sólo se limite a lo que tal o cual gru po, ideología o sistema pueden asimilar.

Notes

Algunos elementos de mi propio recorrido (y de sus rabias) con respecto a la sistematización latinoamericana han sido descritos en el capítulo 8 del libro « Espejos y espejismos del desarrollo y sus proyectos - prácticas, actitudes y creencias », editado en 1993 por Editorial Horizonte, Lima-Perú, 282 páginas.

Traducción de la ficha « Capitalisation : différences avec la systématisation latino-américaine »

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