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diálogos, propuestas, historias para una Ciudadanía Mundial

Nuestro modelo es Bolivia: en 2011 esperamos tener treinta congresistas

Miguel Domingo Saura

01 / 2009

Presentación del entrevistado: Walter Acha Romaní es subsecretario general de la Confederación nacional de Productores Agropecuarios de las Cuencas Cocaleras del Perú (CONPACCP).

Contextualización de la comunidad: Vengo de Ayacucho, que en quechua quiere decir el “rincón de los muertos”, un municipio peruano en el que la producción de la hoja de coca estaba normalizada hasta la irrupción de determinados grupos y partidos, como Sendero Luminoso, que en los años ochenta invadió nuestras tierras y despojó a los agricultores de ellas obligándoles a salir de las aldeas. Para contrarrestar esta situación nos organizamos en grupos de autodefensa adiestrados por los militares y nos enfrentamos con las armas para recuperar nuestras tierras. En Ayacucho se perdieron muchas vidas, hay muchos huérfanos, viudas, inválidos… La relación de los habitantes de Ayacucho y de los cocaleros de la zona con el Estado se puede observar a partir de nuestras distintas denominaciones oficiales: desde el año 1984 nosotros éramos considerados “narcotraficantes”, en el 87 “narcoterroristas”, en los años 90 “pacificadores”, en el 94-95 “héroes de la pacificación”… A pesar de que allá, en Ayacucho, estamos muy bien organizados y que se controló y pacificó la zona, ahora nuevamente el Estado nos sataniza y nos vuelve a considerar como terroristas y narcotraficantes.

Texto: Las denominaciones estatales de los cocaleros cambian, pero la referencia no, es decir, la hoja de coca tiene una existencia anterior al uso partidista que se hace de ella, ¿las vinculaciones de las comunidades indígenas con la hoja de coca también han cambiado con el paso del tiempo? ¿Qué significado dan estas comunidades al cultivo de la hoja de coca?

Nosotros allá en el Perú tenemos una vinculación cultural y medicinal con la hoja de coca, en la zona de la que vengo se hacen muchas ferias en torno a la hoja de coca para reivindicar su papel cultural e histórico, no sólo para las comunidades indígenas peruanas, también para las venezolanas, bolivianas… Pero todas estas iniciativas, sinceramente, no le interesan al Estado peruano, no les da importancia. Lo único que ellos quieren es satanizar a la hoja de coca llamándola droga. Nosotros sabemos que eso no es así con la hoja de coca en estado natural, pero sí cuando entran los componentes químicos que llegan de las transnacionales a las cuencas cocaleras, algo en lo que no tienen nada que ver los agricultores. Son otras personas las que hacen un mal uso al transformar la hoja de coca en droga. La satanización, sin embargo, va para el agricultor.

¿La satanización se ha mantenido con el paso de los años? ¿Cuál es la situación actual de las comunidades cocaleras peruanas?

Ahorita a nosotros los cocaleros nos están satanizando más y en el Congreso de la República han aprobado la militarización de los pueblos cocaleros reforzándose la erradicación y aumentando los abusos. Los cocaleros, ante esta situación, defienden sus plantas y cultivos, aunque es fácil que les disparen porque en esta zona no es que no se respeten los derechos humanos, sino que directamente no existen. No existen. Nosotros salimos y no nos escuchan. En ocasiones el pueblo se levanta ante una erradicación y preguntan “¿por qué nos erradican?” y entonces el Estado responde que hay programas de desarrollo alternativo en las cuencas cocaleras, con millones y millones de pesos para su ejecución ¡pero nunca han llegado ni diez céntimos al campesino! Ese dinero se queda en manos de los grandes funcionarios.

¿Esa situación de desamparo de los productores cocaleros fue lo que motivó el nacimiento de CONPACCP, organización a la que representa?

Sí, por eso desde la CONPACCP siempre hemos pedido al gobierno peruano que nos empadrone a todos los agricultores cocaleros para demostrar que nosotros queremos trabajar legalmente, dejando de ser nuestra planta un cultivo ilícito, y entregar a la empresa nacional, que compra y distribuye la hoja de coca, nuestra producción. A pesar de pedir este empadronamiento de forma reiterada no nos lo han concedido porque no hay voluntad política del Estado para satisfacer esta reivindicación.

¿La política unilateral y represiva se reduce a la militarización o se diversifica? ¿Qué hay de las fumigaciones indiscriminadas?

Las fumigaciones se realizan y sus efectos se conocen. De hecho, durante el Gobierno de Fujimori se fumigaron las Cuallanas afectando no sólo a la hoja de coca, sino también al café, al cacao, a todo, pero nadie dijo nada. Nosotros hicimos una serie de pronunciamientos, pero fuimos marginados y no escucharon nuestras quejas. Conversamos con el primer ministro y nos dijo que iba a hacer una mesa de diálogo, pero al ir al ministerio no fuimos atendidos.

La fortaleza de los integrantes de las mesas de diálogo se mide dependiendo de su grado de unidad. ¿Las comunidades cocaleras peruanas van de la mano? ¿Son ciertas las informaciones acerca de la poca movilización existente en zonas cocaleras como el Valle del Monzón o de Huallaga?

Las cuencas cocaleras del Perú estamos unidas. Sólo hay un lugar, una zona cocalera de Cuzco, en la que se quiere patentar la hoja de coca prometiendo el Estado el reconocimiento de la hoja de coca de Cuzco como legal y el resto no. Lo que sucede realmente es que el Gobierno quiere dividirnos, aunque la unidad sigue siendo muy fuerte, por ejemplo, en la última huelga indefinida que realizamos salimos todas las cuencas cocaleras.

Centrando la mirada en un nivel más personal ¿qué significa para un cocalero como Walter Acha la hoja de coca y qué valor le da a su cultivo?

Hay muchos médicos que se identifican con la hoja de coca y han constatado sus grandes aportaciones medicinales. Pero la importancia de la coca no acaba ahí, también hay una serie de empresas que elaboran derivados de la hoja de coca como caramelos, chocolates o tartas. Todas las bondades se están difundiendo, pero al Estado peruano poco le importa.

Antes ha hecho referencia a ENOCA, la empresa semipública que compra y distribuye la hoja de coca con el beneplácito del Gobierno peruano. ¿Cómo se relaciona esta iniciativa con la marginación, satanización y represión de los cocaleros y de sus cultivos? ¿Este doble mensaje se puede mantener durante mucho tiempo?

ENOCA ahorita es una empresa privada que concentra la compra y distribución de la hoja de coca. Algo que choca con la misma legalidad peruana puesto que hay una ley en la que se dice que la hoja de coca no puede ser monopolizada, pero ENOCA la monopoliza, sólo esta empresa puede comercializarla y la venden en el extranjero, como en México. Esta situación contradictoria ha trascendido al ámbito estrictamente cocalero y se ha ampliado a la sociedad civil peruana. Antes, la hoja de coca no era aceptada, hablar de la hoja de coca era algo prohibido, pero ahora no, actualmente incluso los grandes capitalistas consumen harina hecha de hoja de coca, porque saben que contiene vitaminas y proteínas. De hecho el Tribunal Constitucional ha declarado como patrimonio cultural la planta de coca. Es decir, el Estado peruano conoce esta normativa y los valores nutricionales de la hoja, pero, a la vez, envía al ejército para erradicar la hoja de coca. El Estado peruano vive en una continua contradicción.

Esta situación de contradicción puede estar alentada desde el exterior ¿Qué papel juega la injerencia externa en la criminalización de la hoja de coca y de las organizaciones cocaleras?

En Perú se está intentando imponer el Tratado de Libre Comercio, pero este acuerdo comercial sólo beneficia a los cocaleros ubicados en la costa, zona en la que se concentran los grandes empresarios del Perú. La condición de modificación de cultivos, ligada al mismo tratado, no se puede desarrollar en las grandes cuencas cocaleras porque en ellas es inviable producir otros cultivos como cacao o café: sólo crece la hoja de coca. Por lo tanto a nosotros realmente no nos interesa y no es rentable para el pequeño agricultor que sale perdiendo.

En otros países, como el caso de Bolivia, cuyos dirigentes son más respetuosos con los cultivadores de la hoja de coca, también hay un compromiso de reducción de cultivos y esa reducción tendrá una incidencia sobre los cultivadores que deberán sacrificar su producción. Si el Gobierno no fuera tan contradictorio y más respetuoso con los cocaleros e intentara acometer una medida similar ¿Cómo se vería desde la CONPACCP?

Nosotros no nos opondríamos a la reducción de cultivos siempre que el gobierno accediese a empadronar a los campesinos. Aunque todos los programas de desarrollo alternativos planteados hasta el momento no han dado resultado y sólo han servido para lucrar a personajes como Alan García, que está al servicio del imperialismo. El dinero destinado a los programas de desarrollo alternativo ha sido utilizado para lucrar a favor de los dirigentes y para incrementar las dotaciones militares en las cuencas cocaleras. Con el dinero de estos programas se han acometido matanzas, desapariciones de dirigentes y detenciones masivas.

En este contexto ¿Fue difícil la constitución de la Confederación cocalera?

Antes de la constitución de la CONPACCP las luchas eran individuales entre las distintas cuencas cocaleras. Cuando en el año 2003 se funda la Confederación se procede a la unión, iniciándose las marchas de los sacrificios, donde por primera vez en la capital los ciudadanos ven a los cocaleros. Antes de esa marcha sufrimos una campaña de desprestigio y satanización, pero desde el momento en el que vieron a los verdaderos productores de la hoja de coca se dieron cuenta de que no éramos narcotraficantes, sino gente pobre. Con la CONPACCP se ha conseguido una gran incidencia social.

A modo de síntesis final y haciendo un ejercicio de proyección de futuro ¿cómo te gustaría que fuese la situación en las cuencas cocaleras? y ¿cómo acometer ese camino para alcanzar la meta propuesta?

Ahorita lo que nosotros estamos intentando es crear un brazo político a nivel nacional, no solamente integrado por cocaleros sino por todos los gremios. En el año 2011 vamos a intentar tener entre veinte y treinta congresistas en el Parlamento peruano. En resumidas cuentas estamos siguiendo el camino de Bolivia porque si no llegamos al poder siempre vamos a ser marginados y satanizados.

Alcanzar el poder ¿con qué propuesta política? y ¿qué tratamiento tendría la hoja de coca?

La hoja de coca en estado natural dejaría de ser considerada y tipificada como una droga. El Perú dejaría de estar condicionado por el imperialismo y podría exportar la hoja de coca, al día de hoy, monopolizada por el sector privado. Muchos países quieren y demandan la hoja de coca, éste es el caso de Holanda con la harina. Nos gustaría compartir la hoja de coca con el resto del mundo.

Palabras claves

agricultura ilícita, integración regional y agricultura


, Perú, Ayacucho

dosier

Foro Mundial de Productores de Cultivos Declarados Ilícitos

Comentarios

Acha parte de la utilización que hace el Gobierno peruano de los cocaleros que los formó militarmente para luchar contra los grupos terroristas y que más tarde los criminalizó, dividió y reprimió. El dirigente de la CONPACCP denuncia la militarización de determinadas regiones cocaleras y las políticas de erradicación y toma de referencia al Gobierno boliviano actual para acometer las reformas que en su opinión necesitan los cocaleros peruanos. Acha también anuncia la creación de un brazo político que se dispone a tomar el poder a medio plazo.

Notas

Esta entrevista fue realizada durante el I Foro Mundial de Productores de Cultivos Declarados Ilícitos realizado el 29, 30 y 31 de enero 2009 en Barcelona.

Fuente

Entrevista

Walter Acha Romaní. CONPACCP, Camana 983 INt. 208 Lima 01, Perú. Tel. (511) 698-9466. Cel. (066) 966952554 y (01) 993018477.

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