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diálogos, propuestas, historias para una Ciudadanía Mundial

Capitalización: Los ritmos de trabajo y el entrenamiento de los informes

Pierre DE ZUTTER

08 / 1993

¡A cada quien su ritmo! En la capitalización de la experiencia esta expresión se torna imperativa. Allí se tiene a menudo que tocar cosas íntimas, en cuanto a la vida personal, en cuanto a todo eso en que uno cree o a todo aquello que representamos ante los demás: no se puede forzar tales procesos con prisa desconsiderada. ¡Sin embargo!

Sin embargo es en la negociación sobre plazos y tipos de productos de la capitalización donde cada uno carga fuerzas para embarcarse en tan azarosa revisión de sus viven cias. Aún cuando los plazos rara vez se respetan.

Sin embargo, para que la obra sea lo más colectiva posible (aún cuando esté formada a base de aportes aislados), es necesario establecer reglas de juego y procurar que éstas sean acatadas. Porque siempre hay que hacer arreglos de última hora, y es difícil alcanzar la armonía entre aquel que finalizó su trabajo hace ya mucho tiempo y lo considera acabado, intocable; este otro que recién viene de terminarlo y está demasiado agotado para meterse en retoquesy reducciones; aquel otro que viene de culminarlo tranquilamente y que está ahora lleno de motivación para tomar parte en la armonización del conjunto.

A cada quien su ritmo, pues, pero dentro de normas comunes. He ahí todo el desafío que afronta el méto do de capitalización.

Luego difieren a su vez fases como la preparación de ánimos y condiciones, la maduración, el alumbramiento, y difiere la manera en que cada quien vive cada una de ellas. Así, por ejemplo, bastará la negociación general de las condic iones de capitalización para que quienes participen activamente en ella se lancen pronto al ruedo. Para otros, será más bien necesario proceder a una negociación particular a fin de que logren ubicar su propio aporte dentro de la obra de conjunto.

De hec ho, en las experiencias que tuve, comprobé que las capitalizaciones tienen frecuentemente sus ciclos de mayor y menor intensidad. Se trata entonces de irse preparando para enfrentar lo mejor posible los momentos más intensos, tales como las crisis y desgarramientos de ciertas revisiones, o como los esfuerzos redoblados por dar forma al material.

La práctica de la capitalización se parece al curso de los ríos: alternan el vértigo de los rápidos y el flujo tranquilo de los meandros de planicie. Así como l os que navegan esas aguas se entrenan para distintas situaciones, así también podría preverse una preparación para los actores de experiencias - autores de capitalizaciones.

No sólo se capitalizan experiencias largas; también se puede hacer con acciones puntuales, limitadas en el espacio y en el tiempo. Y al adquirir actitud y práctica con oportunidad de hechos menores, se hace más fácil emprender la capitalización de algo mayor.

En el transcurso de actividades « normales » se aprende a registrar y ordena r mejor aquella información (hechos y opiniones) que servirá para elaborar conocimientos se aprende. Y las actividades fuera de lo común nos obligan a reflexionar y revisar los criterios y categorías de ese recojo-ordenamiento.

Aquellas actividades parti cularmente intensas permiten entrenarse a capitalizaciones cortas, puntuales y rápidas. Y las actividades rutinarias ayudan a pensar tranquilamente en lo que sería una capitalización permanente, sea continua sea periódica.

Actualmente es muy difícil comp atibilizar los diferentes ritmos personales en el seno de la capitalización, y eso viene en gran medida de que ésta es una actividad demasiado « extraordinaria ». Pero, ¿qué ocurriría si la capitalización comenzara a formar parte de nuestras preocupacionesdiarias?

¿Es un sueño imaginar que los informes exigidos por nuestras instituciones puedan convertirse en oportunidades de entrenamiento para la capitalización, en soportes para el recojo de elementos que enriquezcan la capitalización?

Habría que… Bast a, no caigamos en los consejos gratuitos. Pero señalemos una pista: un informe que sólo sirva para engrosar una pila de papeles sobre el escritorio del superior no motivará a nadie a la capitalización; un informe (o una parte de él) que circulara de manoen mano podría llegar a ser un buen desafío-estímulo para el aprendizaje personal y colectivo de los ritmos y formas de la capitalización. Una vez más llegamos a la difusión, a la circulación, a la posibilidad de compartir: es lo que más motiva a emprender el esfuerzo por brindar, de la menor manera, la aprendido en la experiencia.

Palabras claves

metodología, información


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Comentarios

De mi parte - desde hace diez años y cada vez que tuve (o que me tomé) tiempo para ello- intenté en mis informes devolver la información de una manera que ayude a reflexionar, a desarrollar otras formas de mirar, a forjar otros conocimientos; y eso es loque más me ha ayudado para comprender la utilidad y cierto arte de la capitalización de experiencias. A veces introducía una suerte de « sainete », o un cuentito, o la descripción anecdótica y reflexiva de hechos más significativos. Frecuentemente esto fuelo que más sobrevivió de mis informes, y lo que - años después - seguía enriqueciendo la reflexión acerca de la experiencia.

Notas

menciones legales