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diálogos, propuestas, historias para una Ciudadanía Mundial

La organización campesina en una época de cambios violentos

Gerardo ALATORRE

01 / 1994

En la organización campesina está produciéndose un sismo que cimbra el propio concepto de organización, las formas de organización, las demandas particulares de las organizaciones campesinas. Las modificaciones al marco jurídico implican un tremendo movimiento y significan un riesgo. Si la organización no logra renovarse o reconstruirse, esta modificación puede tener un efecto explosivo de dispersión.

Se ha dado un deterioro muy peligroso de los liderazgos. El movimiento campesino había planteado ejes importantes de lucha como la apropiación del proceso productivo, la consolidación de empresas sociales, la movilización en torno a los precios agrícolas. Al modificarse el marco legal de pronto se pierde de vista el enemigo. Las propias figuras jurídicas de Ejido o de Unión de Ejidos, como bases de la organización de los campesinos, entran en crisis.

A esto hay que añadir la desaparición de las funciones estatales de regulación, de las funciones de apoyo a la comercialización, de financiamiento, de seguro, etc. La reforma tiene toda una justificación interesante; efectivamente la tutela del Estado nos mantenía de alguna manera como hijos del sistema. La reforma puede en este sentido ser útil. Sin embargo conlleva un vacío en donde quedan flotando el quehacer de las organizaciones campesinas y sus liderazgos.

En este contexto, se percibe un movimiento campesino emergente, un nuevo tipo de movimiento y de organización campesina, que todavía no se expresa en organizaciones de carácter nacional, pero se está gestando. Existe entre los campesinos una terquedad por seguir manteniéndose organizados conformando otro tipo de organizaciones.

En esta difícil situación de desarticulación no hay un programa, una estrategia, un proyecto de fomento para el campo. La rentabilidad de los cultivos no existe. Hay una crisis de liderazgo, un nuevo marco jurídico. Todo esto es desfavorable. Sin embargo la organización campesina conserva una doble base de sustentación: una profunda raíz agraria, agrarista y una resistencia que no forzosamente se expresa en movimientos: el aferrarse a una economía campesina, cuya sobrevivencia no es fácilmente explicable.

Esta organización primaria, esta existencia, puede mantenerse por diversos mecanismos. UNORCA plantea que entre los objetivos centrales del movimiento campesino está el preservar la propiedad social, preservar la integridad del territorio ejidal, a pesar del marco jurídico y del libre mercado. Preservar la tierra campesina, la tierra ejidal. Poder subsistir, mantener nuestra existencia como sector social, lo que constituye un reto para las organizaciones campesinas, que en no pocos casos tienen empresas en quiebra. Hasta hace poco teníamos empresas con números negros; ahora hay que estar permanentemente buscando nuevas estrategias para mantener en pie las empresas campesinas.

Si antes las demandas principales giraban en torno a los precios y a la apropiación de nuestros productos, ahora son más de carácter social: la salud, la vivienda, la educación. El entorno y el campo de lucha están cambiando.

Palabras claves

legislación, organización campesina, condiciones de vida


, México

Notas

Tomado de la exposición de Pedro Magaña en el Taller sobre Políticas hacia una Agricultura Campesina Sustentable. México D.F. 2-3 de julio 1993. Taller organizado por RIAD-México: CECCAM, CNOC, UNORCA y GEA/Progama PASOS.

Fuente

Actas de coloquio, encuentro, seminario,…

MAGANA, Pedro, UNORCA, 1993 (MEXICO)

menciones legales